Es curioso como las últimas tendencias y metodologías aplicables en el mundo laboral pueden partir de raíces muy distintas, pero cuando las miras desde dentro encuentras similitudes muy profundas.
Este es el caso de Agile y Design Thinking.
Una prueba irrefutable de esta relación la he podido comprobar año tras año en la Conferencia Agile Spain (CAS). Mi primera CAS fue la celebrada en Sevilla a principios de noviembre de 2017.
¿Cómo os explicáis que como “recién llegado” al mundo del Agile coaching, me sintiera como en casa desde el punto de vista de un enamorado del Design Thinking?
Sólo es necesario listaros algunos de los muchos talleres prácticos a los que se asistí durante esa conferencia: Taller de Agile fuera de software, ¡Deconstruyendo los roles de Scrum con LEGO!, It’s more than drawing… become a visual facilitator today!, Gamestorming, Design Thinking y cómo lograr escapar de las viejas ideas, Taller de Facilitación Gráfica, etc.
Más allá de esta prueba objetiva de cómo una comunidad tan específica como la Agile ve el valor en talleres tan relacionados con el pensamiento creativo, existe otro punto en común.
Cuando hablas con un iniciado en Agile, probablemente te hable de Scrum y cómo ha implementado iteraciones en su equipo, empezado a hacer retrospectivas y esté preocupado por no poder aplicar una metodología tal cual la ha leído en los libros o visto en talleres. No obstante, cuando hablas con un Agile Coach experimentado, el discurso cambia enormemente. Hablamos sobre cómo transmitir los principios y valores de Scrum o Kanban. Hablamos de transparencia, hablamos de mejora continua, hablamos de respeto, etc. Y nuestro objetivo es hacer que los equipos trabajen en base a unos valores comunes que casan perfectamente con la filosofía Agile. Si para un entorno concreto no es posible aplicar un Scrum de libro, no pasa nada, siempre que se mantengan los valores.
Qué casualidad que cuando vives desde dentro un proceso de creatividad, los facilitadores tenemos una cosa bien clara. No sabemos dónde nos va a llevar, pero lo importante es abrir la mente de los participantes y que al menos por un momento abracen los principios de arriesgarse al cometer errores, prototipar, aprender y mejorar, encadenar unas ideas con otras, respetar las ideas de los demás y completarlas sin criticarlas. De hecho, haciendo referencia a una de las lecturas de referencia del Design Thinking como es “Change by Design” de Tim Brown, éste indica claramente que los principios a seguir con el desarrollo de nuevos productos y/o servicios son la deseabilidad, factibilidad y viabilidad (desirability, feasibility and viability).
La clave a lo mejor no se trata de proponer una combinación de ambas filosofías. Igual se trata de hacer entender y vivir los principios de ambas para llegar a la conclusión de que en el fondo…son lo mismo.
Un cambio de mentalidad, replantearte las soluciones de manera constructiva y práctica en vez de continuista y eliminar el miedo al error y convertirlo en aprendizaje para la mejora.