Lo digo siempre; si sigues juntando a las mismas personas, preguntándoles lo mismo y sin cambiar el ritmo, ¿realmente crees que vas a conseguir algo distinto? ¡Pues, no!
La magia surge cuando mezclamos las cosas, cuando cambiamos el juego y damos un giro a la rutina. No negaré que cuesta. El mayor reto es conseguir que se suelten y empiecen a tirar las ideas más locas a la mesa y ver cómo cobran vida.
En estos talleres y formaciones de Design Thinking, no nos sentamos a esperar que la inspiración caiga del cielo. Creamos un escenario donde cada voz cuenta y cada idea, por más descabellada que parezca, tiene su lugar. Es en esos entornos de co-creación donde la magia realmente sucede.
Ejemplos de Prácticas y Dinámicas
- Tormentas de ideas reinventadas: Olvídate de la típica lluvia de ideas; aquí, las retorcemos, las giramos y las volvemos a montar hasta que algo nuevo y emocionante aparece. Hay que calentar, pero cuando el equipo está acostumbrado, idear con aromas, imágenes, sonidos o texturas puede llevarnos muy lejos.
- Prototipado rápido: Nada de esperar semanas para ver si una idea funciona. Aquí, construimos, probamos y aprendemos en tiempo real. Y sí, a veces nos equivocamos, ¡pero eso también es parte del show!
- Feedback constructivo y divertido: Después de cada presentación de ideas, hacemos rondas de feedback que son todo menos aburridas. A veces, hasta parece que estamos en un show de comedia, pero te aseguro que de ahí salen los consejos más genuinos y útiles.
En estos espacios de co-creación, no sólo buscamos ideas. A veces la mejor idea surge de entender cuál es la mejor pregunta. Analizamos el problema, a quién afecta, cuál es el proceso que lo representa, etc. Por ejemplo, entender que a veces el problema no es de falta de calidad, es un problema de actitud y motivación. A veces el problema no es de falta de recursos, es de exceso de ineficiencias.