¿Querrías que tu equipo fuera como una banda de música?

La semana pasada, durante los festejos del 9 de Octubre, día de la Comunitat Valenciana, me encontré reflexionando mientras observaba la banda de música del pueblo en el pasacalle. En esta ocasión fue especial porque mi hija participaba por primera vez en La Bandeta, la versión infantil de la banda, formada por niños que algún día integrarán La Banda de los mayores. Mientras caminaba a su lado, me pregunté si los equipos de trabajo podrían beneficiarse al funcionar como bandas de música.

¿Qué hace que los equipos como bandas de música parezcan un gran modelo?

A simple vista, parece que los equipos como bandas de música tienen todas las características de un equipo de alto rendimiento. Todos marchan juntos al mismo ritmo, tocan la misma pieza, y cualquier pequeño error queda cubierto por el sonido colectivo. Sin embargo, cuando lo comparo con lo que espero en mis equipos de trabajo, noto ventajas y desventajas.

Por un lado, me encantaría que mi equipo tuviera la misma claridad de propósito que una banda de música: todos marchando en la misma dirección con un mismo objetivo. Pero a diferencia de los equipos como bandas de música, prefiero que en el entorno laboral cada miembro tenga autonomía para decidir cómo alcanzar ese objetivo. Aquí entra la creatividad y la improvisación, algo que en una banda tradicional tiene menos cabida.

Banda de música de la Pobla de Vallbona el 9 de octubre de 2024

Ventajas y desventajas de liderar equipos como bandas de música

Liderar equipos como bandas de música tiene ventajas. Por ejemplo, la cohesión y la claridad en las expectativas (aquí te dejo otro artículo mío sobre las «Expectativas claras y resultados reales«. Cada persona sabe qué debe hacer y cómo encaja su labor en el conjunto. Sin embargo, esto también puede convertirse en una limitación. En una banda de música, las personas siguen una partitura estricta, y no hay margen para salirse de lo establecido. En un equipo de trabajo, esto sería un problema, ya que la flexibilidad es clave para adaptarse a los cambios.

Además, un problema que veo en los equipos como bandas de música es la dependencia del director. Aunque hay pequeñas muestras de liderazgo entre los músicos más experimentados, la figura del director sigue siendo fundamental. En un equipo de trabajo, el objetivo es reducir la dependencia del líder, promoviendo la autogestión y la toma de decisiones colectiva.

¿Cómo formar equipos como bandas de música, pero con espacio para la improvisación?

Para formar equipos como bandas de música que tengan espacio para la improvisación, se necesita un equilibrio entre estructura y libertad. Es crucial establecer un modelo de trabajo común (como la partitura en una banda), pero también dejar margen para que cada miembro del equipo elija cómo llegar a su objetivo. Esto fomenta la creatividad y permite que el equipo se adapte mejor a los cambios, sin perder de vista su misión.

En mi caso, la forma en la que ayudo a mis equipos con esto es mediante transparencia, inspección y adaptación, que son las bases del empirismo. Esto se dice pronto, pero es costoso. La transparencia la logramos identificando cuáles son los pasos del proceso de creación del producto o del servicio y utilizando un panel visual que recoja todo nuestro trabajo.

Durante un tiempo no voy más allá. Simplemente quiero que puedan ver el tipo de trabajo que hacemos y poder medir. El panel debe reflejar nuestra realidad y no lo que nos gustaría que pasase. Con métricas del estilo de tiempos de ejecución, número de tareas por tipo y tiempo que pasan activas o esperando, ya se tiene bastante información para compartirla con el equipo. A partir de ahí, se trata de que vean los datos y que el propio equipo decida dónde querrían mejorar.

El liderazgo en una banda de música frente a un equipo de trabajo

En una banda de música, podría parecer que el liderazgo es más jerárquico y estructurado. El director de la banda tiene una autoridad clara y las instrucciones se siguen con precisión. Si hay un error o conflicto, el director corrige rápidamente y el objetivo es que todos sigan la misma partitura. La creatividad y la improvisación son limitadas porque la música ya está compuesta y cualquier desviación puede afectar el conjunto.

En un equipo de trabajo, en cambio, el liderazgo ideal es más flexible y colaborativo. No se trata sólo de seguir instrucciones, sino de crear un espacio donde los miembros del equipo puedan aportar ideas, proponer cambios y tener margen para la innovación. Los conflictos en un equipo no siempre deben ser «corregidos» rápidamente. A veces, es mejor permitir que surjan para que se puedan discutir abiertamente y encontrar una solución colaborativa. Un buen líder de equipo gestionará estos conflictos guiando a las personas para que lleguen a soluciones por sí mismas, en lugar de imponer decisiones como haría un director de banda. De nuevo, me recuerda mucho a cómo intento abordar los conflictos entre mis hijas. Sobre todo para evitar que cada dos por tres estén viniendo a «chivarse» de lo que le ha hecho la una y la otra.

Y es que diferentes momentos o diferentes contextos de un mismo equipo pueden necesitar diferentes estilos de liderazgo. Lo que no veremos, o al menos creo que no he visto nunca, es que el director de orquesta promueva que miembros de la orquesta dejen de tocar por momentos y se pongan a dirigir a sus compañeros. El objetivo de un buen líder, en mi opinión, es el de reducir la necesidad que el equipo tiene de su persona, no de las funciones de líder que sí son necesarias.

Una de mis charlas TED favoritas es la de Itay Talgam, «Lead like the great conductors«. Ahí encontrarás un maravilloso ejemplo de diferentes estilos de liderazgo, incluso ejercidos por el mismo director de orquesta. Cada minuto de esta charla es un regalo.

Itay Talgam en su charla TED «Lead like the great conductors»

¿Qué podríamos aprender de los directores de banda en el entorno laboral?

Creo que una habilidad que nos perdemos muchísimos líderes de equipos y que sí veo en un director de banda de pueblo es la capacidad de disfrutar del trabajo. Necesitamos tener claro que el rol que hemos asumido lo hacemos como servicio al equipo y que lo disfrutamos. Si se nos nota que estamos «en nuestra salsa», puede que nuestro equipo se contagie. La presión por co-responsabilidad puede ser una herramienta mucho más poderosa que la intimidación o el estrés.
Sé que la respuesta a esto puede ser argumentos como «es que no entienden la presión a la que estoy sometido», «es que a mi me exigen desde arriba» y muchos otros argumentos más. Pero si aspiramos a que los entornos laborales mejoren, necesitamos empezar a comportarnos como los líderes que nos gustaría tener.
Por otro lado, un poco de perspectiva nunca viene mal. Yo la gané bastante hace unos años cuando me tomé dos meses de excedencia por temas familiares y me di cuenta de que el mundo no se vino abajo.

Algunas conclusiones de cierre

Una banda de música puede parecer el equipo ideal que todo líder desea tener. Pero puede que eso sea por las ganas que aún nos corren por las venas de ejercitar el «ordeno y mando». Para mí el objetivo no es tener un equipo obediente, ni siquiera espero eso de mis hijas. Para mi el objetivo es tener un equipo comprometido, con un alto sentimiento de propiedad de lo que están haciendo, para que yo me pueda poner a hacer otras cosas.